domingo, 18 de febrero de 2007

Crónicas de Eslovaquia (I)

Bueno, ya he vuelto de Eslovaquia. El viaje ha estado de puta madre, aunque un poco cansado.

Salimos el domingo a las 6:45, así que decidimos no dormir y salir de marcha para empalmar. Javi pilló una mierda bastante importante, además de tener que traer a Kamil (el Polaco) prácticamente a cuestas desde la disco, casi media hora antes de salir. Cuando llegaron a la habitación yo ya estaba aquí, y fue bastante gracioso verlos a los dos entrar por la puerta, uno tambaleandose de lado a lado y el otro totalmente muerto y con la rodilla echada a bajo. Después de llevar a Kamil al servicio para que echara la pota, desnudarlo, curarle la rodilla como pudimos, que como no había tiritas y no encontraba la cinta aislante, el arreglo fue una gasa atada con una bolsa de basura (vamos, ni los del equipo de House lo hubiesen hecho mejor), y lo metimos en mi cama para no menearlo mucho. Y así comenzó nuestro viaje, con buen pie.

Cuando llegamos al autobús descubrimos que probablemente tenia mas años que nosotros tres juntos, aunque con lo cansados que estábamos Fran y yo, y Javi que prácticamente no se enteraba de una mierda de la que llevaba encima, nos dio un poco igual y nos metimos en el gallinero, que era lo único que quedaba libre. El viaje se nos hizo bastante corto, aunque fueron 5 horitas estupendas, para llegar a Vysné Ruzbachy, en el norte de Eslovaquia, a unos 30 km de la frontera con Polonia. Para nuestra desgracia, con resaca y sin haber comido nada, llegamos a las 12 y nos dijeron que en una hora nos íbamos a las pistas a empezar con las clases. Como os podéis imaginar ese día, el primero que nos calzamos unos esquís, con resaca, y yo encima habiendo descubierto que me había dejado los pantalones para la nieve, se nos hizo eterno y lo pasamos realmente mal. También descubrimos que ningún húngaro de nuestro grupo (había 3 grupos) hablaba inglés.

Terminamos a las 16:00 y nos fuimos al hotel, nos dijeron que la cena era a las 18:00, así que nos duchamos y bajamos a cenar. A las 19:00 estábamos ya metidos en la cama y sobando por fín.

Todos los días del señor hicimos mas o menos lo mismo. El desayuno se servía a las 8:00, a las 9:00 nos íbamos a las pistas, donde hacíamos una primera sesión hasta las 12:00, que parábamos para comer algo, y a las 13:00 seguíamos con el esquí, hasta las 16:00. Llegada al hotel, ducha, perreo y cena. Se nos olvidaron las cartas, y al intentar comprarlas ayí no pudimos, por lo que no había mucho que hacer, así que o bien dormíamos o hablábamos. El segundo día intentamos buscar alguna disco o pub para poder pasar las tarde-noches, pero no encontramos nada, aunque los dos últimos dias nos enteramos de que estaba justo al lado de hotel :S. Nos encontramos con un grupo de familias polacas, que nos llevaron a un restaurante que tenia billares, mesa de pin pon y futbolines.

Como “cenábamos” a las 18:00 de la tarde, ya os podéis imaginar el hambre que nos daba a las 21, así que sacamos provecho de la pizzería de enfrente del hotel, donde terminamos haciendonos coleguitas del camarero, que hablaba italiano e inglés, nosotros le hablábamos en español y el en italiano, y nos entendiamos perfectamente.

Pero, sin duda alguna, los mejores días fueron los dos últimos. Como esto se está haciendo un poco largo y pesado, ya los contare en otro post mañana o pasado, o mas bien cuando tenga ganas.

CONTINUARA…

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