It is so much real!

"It is so much real". Esta frase es la que ha utilizado Mariana, una de las portuguesas, como razón para no probar a disparar hoy con una pistola. Según ella, no era miedo lo que sentía, era algo extraño, algo confuso. Sí, yo he sentido lo mismo.
Dada la ley húngara sobre pertenencia y uso de armas, hoy he tenido el privilegio de poder disparar dos armas cortas reales. Una 9 mm Parabellum, modelo PRG húngaro, y un revolver Hunter brasileño de calibre 38. Justo detrás del barecillo de mala muerte de los 0,65€ el cubata de ron, hay un pequeño campo de tiro, con su club deportivo correspondiente, el cuál hemos visitado esta tarde. Por el módico precio de 1000 forints (aprox. 4€) el vale de un día, más 45 forints por bala de parabellum y 80 forints los del revolver del 38 (hacer los cálculos a euros vosotros, k ahora a mi no me apetece), he tenido la oportunidad de hacer algo casi inimaginable en España; disparar un arma de fuego real.
Ha sido una sensación totalmente nueva para mi. Una mezcla de nervios, emoción, adrenalina y miedo; algo que realmente me resulta muy dificil de explicar. Muchos pensareis que soy un exagerado...que os jodan, no sabeis que es eso (bueno, por lo que sé el moro si...pero ya sabemos todos que es un poco especial). Al entrar en el area de tiro, el dueño ha empezado a explicarnos las normas y las precauciones para el uso de un arma, obviamente ha sido en húngaro, y nuestro amigo Steve (en verdad su nombre es Istvan...pero nosotros lo llamamos Steve, porque el lo prefiere), nos iba traduciendo.
El primer contacto con la pistola ha sido muy extraño, he puesto las balas en el cargador (algo mas dificil de lo que parece), me he puesto los cascos protectores de los oidos, y acto seguido he puesto el cargador y puesto la pistola en modo de disparo. A partir de ahí ha sido todo muy extraño. Tenía en mis manos una pistola de verdad, con munición de verdad, y que podía matar de verdad...es una sensación nueva para mí. No sé si es que tengo pulso de robar panderetas, o es que mis nervios no son tan fríos como me pensaba, pero una vez apuntando a la diana, la pistola, que pesaba lo suyo, me temblaba como un flan encima de una lavadora centrifugando. Apreté el gatillo suavemente, con cuidado...y de repente...estalló. Ha sido mas suave de lo que pensaba, solo la muñeca se ha movido un poco...nada de presión en los brazos ni empujón hacia atrás en los hombros...mi primer disparo.
Después de ese vinieron 9 más, un descanso, tres disparos con el revólver del 38, bastante mas impreciso y con mas movimiento que la parabellum, y otro 10 con la pequeña preciosa negra con mango color madera. Para ser mi primera vez, he disparado muy bien, o eso por lo menos me ha dicho el dueño del garito...supongo que me he equivocado de profesión...ni marketing ni ostias...asesino a sueldo es lo que tenía que haber estudiado, lástima que en la universidad de Almería no esté la carrera.
Otra de las cosas que me ha sorprendido bastante es el tema del sonido. Curiosamente acabo de ver un capitulo de Expediente X, donde Mulder dispara en un parking...y se queda tan normal....bien, pues una polla como una olla pa Hollywood, el ruido que tiene que hacer un disparo de pistola en un parking te tiene que dejar sordo mínimo por un par de minutos, y medio dia mas con un pitidillo estupendo en el oído. Nosotros hemos llevado en todos los disparos los auriculares protectores, menos en un disparo con una mierdecilla del calibre 22, que es lo que ha disparado la única mujer que se ha atrevido, y el pitidillo ha durado un par de minutos, así que no me quiero ni imaginar con el revolver lo que puede pasar.
En fín, es una lástima que en España no podamos experimentar esta sensación...yo por mi parte tengo muy claro que, de aquí hasta mi vuelta a Almería, iré una vez por semana para poder experimentarla de nuevo.